Brevísimo relato sobre un hombre que acude al Rey para solicitar un
barco con el cual partir en busca de una isla desconocida. El hombre se topa
con multitud de trabas burocráticas y con la arbitrariedad final del monarca, obstáculos que
representan la opresión del poder sobre la libertad individual, aquello que nos condiciona desde fuera sin intervención de nuestra voluntad. Luego,
acompañado por la mujer de la limpieza de palacio (esta sí, elegida voluntariamente), pretende hacerse a la mar en
busca de esa isla desconocida que nadie sabe dónde está porque para eso es
desconocida; isla desconocida que viene a representar lo que somos:
isla porque vivimos aislados en nuestra propia individualidad, y desconocida
porque no somos capaces de comprender nuestra propia vida; somos, para nosotros mismos, un interrogante cuya respuesta solo podemos
encontrar en el único lugar donde podemos echar raíces: en nosotros mismos, en esa
isla desconocida.
Un relato corto, muy corto, pero que invita a una reflexión profunda
sobre los temas que he apuntado.
Y no me extiendo más, o será más larga la reseña que el relato.
José Saramago (1922-2010) |
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