En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 31 de marzo de 2025

Vida de Manolo contada por él mismo - Josep Pla

 


El Manolo de esta brillante y breve obra es el pintor y escultor catalán Manuel Hugué (1872-1945) que tenía 56 años cuando en 1928 (¿o 1927?) un joven Josep Pla (1897-1981) lo retrató a través de una original biografía puesta en boca del propio biografiado.

Con prosa brillante, lúcida, clara y a la vez compleja y siempre ambiciosa, Pla no deja nada por remover ni en lo que respecta a la vida de Manolo ni en cuanto a sus opiniones sobre el arte. Como además Manuel Hugué tuvo durante muchos años una vida marginal, casi cochambrosa, pero intensa y plena de contactos con grandes figuras del arte, y como además se dirige directamente al lector, por boca de Pla, en un tono sincero, despreocupado y resignado, el resultado es una conversación maravillosa, riquísima, donde en pocas páginas el lector sale con una apabullante colección de retratos sobre lugares, épocas y artistas, así como reflexiones sobre el arte extremadamente lúcidas.

En un primer momento toma la iniciativa el aspecto cronológico. La asendereada vida de un muchacho que no sabe que sabe lo que quiere, su desordenada existencia, el caos, la picaresca necesaria para sobrevivir, pero también el modo de asimilar todo. Posteriormente, habida cuenta de que a las alturas en que se produce la narración está claro que Manolo es ya alguien más o menos asentado, se abre la puerta a los capítulos que tratan temas diversos. Los retratos, las reflexiones. De la biografía a las impresiones de biografiado.

Un libro corto, intenso y muy enriquecedor con el que conocer a Hugué y a unos cuantos otros artistas. Y, especialmente, para sentir devoción por Picasso.

Conoced a Manolo



lunes, 24 de marzo de 2025

Historias de Vigàta, 1 – Andrea Camilleri

 


    Altamarea prometió cuatro volúmenes de «Historias de Vigàta». Este es el primero, publicado en 2022. Los dos siguientes son de 2023 y 2024. Del cuarto no tengo noticia, aunque de seguir el ritmo debería estar al caer.

Si he tardado a leer este conjunto de ocho relatos ha sido por cierta desconfianza hacia el tratamiento que Altamarea ha dado a Camilleri en los opúsculos con que trató de exprimir su memoria antes de que comenzara a diluirse y que culminaron con la lamentable refrito de «Conversaciones sobre la escritura».

Tampoco afirmaría que la editorial se haya matado ahora. Me da la sensación de que la traducción ha sido poco revisada. Además, las extrañas conjugaciones verbales que salpican el texto jamás las había visto en las casi setenta obras de Camilleri que llevo leídas.

En cuanto al contenido en sí, se trata de ocho relatos (La conjura, Regalo de Navidad, El mirlo parlante, Gran Circo Taddei, La última misión, El tiovivo, Tesoro enterrado y La revelación) que comparten extensión (adecuada para leer cada relato de un tirón); momento histórico (primer tercio del siglo XX); y la habitual tipología de personajes de Camilleri, donde abundan fascistas y caciques a la vez terribles y ridículos, mafiosos siempre peligrosos y taimados y los verdaderos protagonistas: los sufridores y perdedores, la gente de a pie, que solo tienen como armas la bondad, el ingenio y la osadía. Por supuesto, todas comparten escenario, como anuncia el título: Vigàta, trasunto de Porto Empedocle, la localidad natal de Camilleri, situada en la costa suroeste de Sicilia, frente a Túnez.

Pero lo que más llama la atención de estas historias donde el lector habitual de Camilleri lo reconocerá desde la primera línea es que todas comparten un tema central: el sexo. Por el modo en que están escritos, los relatos más parecen una excusa para hablar de él que otra cosa. Así vemos desde auténticos atletas sexuales de ambos sexos a ciertas damas que, ante la evidencia de que el «disparo de escopeta» necesario para quedar embarazas falla cuando dispara su marido, buscan el disparo de un «segundo cañón» (todo sea por la maternidad). Además, en cualquier caso y circunstancia existe una notable predisposición a la coyunda en todo bicho viviente.

Y así, aunque hay relatos, como el primero o el penúltimo, con un final brillante, otros dejan la impresión de que hablar de sexo en esos términos entre festivos e idealizados y con algo de adolescente inexperto no acaba de cuajar cuando, en lugar de ser una anécdota, el asunto se apodera del relato.

Unos relatos que parecen escritos como entretenimiento o ejercicio literario, todos con el humor característico de Camilleri, que se encariña del débil y ridiculiza al fuerte, y que gustarán a todos sus devotos, entre los que me cuento.


viernes, 21 de marzo de 2025

2050. Por qué un mundo sin emisiones es casi imposible – Vaclav Smil

 


La palabra «casi» en el título tiene una finalidad comercial: introduce un elemento de suspense y alienta la esperanza. Pero la realidad y las proyecciones reflejadas en las páginas del libro no justifican su inclusión.

A modo de introducción el autor, una autoridad mundial en la materia, nos cuenta la evolución del CO2 antropogénico y que su aumento conduce al calentamiento global y este al desastre. Pero ojo: lo que han vendido los medios de comunicación durante años es que «si la temperatura sube tanto pasará cuánto». Queda sin decir que si la temperatura sigue subiendo, como va a pasar, el desastre anunciado quedará de inmediato atrás y nos sumiremos en un desastre creciente y de consecuencias brutales e imprevisibles.

Luego el autor expone un montón de datos para llegar a conclusiones de sentido común cuando esos datos se reducen a escalas comprensibles para los profanos. El reto de reducir las emisiones de carbono antropogénico a la atmósfera es absolutamente inviable en los plazos autoimpuestos por una parte de la comunidad internacional para evitar los efectos progresivamente devastadores del cambio climático. Un cálculo algo chapucero, pero bastante lógico, sitúa el esfuerzo a realizar en torno a un 20-25% anual del PIB de los países desarrollados sostenido durante 30 años. Algo que hasta el más tonto comprende imposible por el monumental cambio de hábitos cotidianos y productivos que implica. Es solo un ejemplo que el autor pone tras el exhaustivo análisis de un montón de datos. Por citar otro, estamos todos muy «contentos» porque las energías renovables cada vez tienen más peso en la producción de energía eléctrica, pero olvidamos que la energía eléctrica es solo el 18% de la energía total consumida.

No me extiendo sobre causas y razones, que el autor explica con detalle y concisión. Leedlo y veréis. Pero sí digo, porque es la impresión que queda, que el futuro va a tener mucho de infierno. Por el calor creciente que está cambiando modos y lugares de vida, que desequilibrará por completo las relaciones de poder, las cuales también se están viendo ya afectadas por la desigual distribución de los recursos necesarios para desarrollar nuevas y más eficientes tecnologías. No dejo de pensar que será milagroso que este siglo no acabe siendo aún más convulso que el anterior

En resumen, caminamos hacia un planeta cada vez más hostil y violento, y no será posible revertir esa situación en ningún plazo alcanzable por ninguno de los seres humanos ahora vivos.

Y menos con la prisa y los modos del percal que ahora mismo domina el mundo.


miércoles, 19 de marzo de 2025

Profunda tristeza

 



Escribo cuando me apetece y porque me gusta. Hacerlo es una forma de vivir intensas experiencias de otro modo imposibles. Por eso cuanto he escrito ha quedado en mi recuerdo, por disparatado que sea, con la misma fuerza o más que muchas vivencias reales. Eso sí, mientras las páginas permanecen «en el cajón» la peripecia es íntima; nadie más es consciente de ella ni puede imaginarla.

Esto es así hasta que aparece una editorial. El editor, los correctores, maquetadores y todas las personas que en ella trabajan se ponen a tu lado para, entre todos, presentar en sociedad a los personajes. Y a continuación llegan los lectores, que al relacionarse con quienes tú ideaste disfrutan o padecen sus propias experiencias. Es entonces cuando sientes que esos seres que crecías ficticios han adquirido algo parecido a una entidad propia. Lo que algunos lectores te van contando lo ratifica. Cada cual tiene su visión particular, su experiencia única.

Por eso, mientras un libro anda por el mundo su autor tiene el falso convencimiento, pero convencimiento al fin y al cabo, de haber puesto en él a personajes casi devenidos personas autónomas, y los observa a distancia con la placentera y siempre sorprendente impresión de haber creado algo similar a la vida. Porque, ¿qué es la vida, sino sensaciones? Como las de los lectores cuando compartimos nuestras horas con los personajes de una novela.

Por los mismos motivos, cuando un libro deja de circular los personajes empiezan a morir. Digo «empiezan» porque habitualmente los libros de marchan poco a poco. En lugar de desaparecer bruscamente se disuelven. Como siempre aparece algún nuevo lector no llegas a percibir la muerte sino, a lo sumo, una apacible ancianidad alegrada por esas visitas sorpresa de lectores cada vez más esporádicos. Sí, pese a todo el libro morirá, porque antes o después habrá un último lector. Pero será una muerte imperceptible y que a nadie dolerá. Ni siquiera quien creó a los personajes será totalmente consciente de ella.

Pero a veces ocurren cosas como la que anunció hace poco la prensa aragonesa: Mira Editores, la Librería Central y Central Textos, todas del mismo grupo, han entrado en concurso de acreedores y su cierre es inminente. 

Mira Editores fue, durante años, la editorial más importante de Aragón. En ella dieron sus primeros pasos autores luego consagrados. ¿Y qué decir de la Librería Central? Una institución en Zaragoza. Por su ubicación siempre sumergida en ambiente universitario, durante cuarenta y tantos años ha puesto en manos de infinidad de lectores un infinito aún mayor de lecturas, y ha organizado innumerables firmas, presentaciones de libros, cuenta cuentos... 

        Mira tuvo la osadía, allá por 2011, de publicar mi primera novela, «La terrible historia de los vibradores asesinos». Reincidió con «La sota de bastos jugando al béisbol» en 2014, ambas protagonizadas por Ajonio Trepileto, un delincuente chapucero y cutrecillo, pero tierno por lo ingenuo, al que pocos lectores han olvidado. En 2023 Mira dio vida a la caterva de personajes que entre chanzas y veras protagonizan coralmente «La detención de los Reyes Magos», novela por la que siento especial debilidad.

Siempre que han estado a la vista, se han vendido bien. Y hasta muy bien. Seguro que con otros autores ha pasado lo mismo. Pero el problema para una pequeña editorial es encontrar ese hueco en los expositores. Los problemas, para las librerías independientes, son innumerables y los apunté hace ya tiempo en un artículo titulado «La larga y agónica crisis de las librerías tradicionales».

        Mira Editores y todo el grupo están a unos días del cierre. Y sin editorial no hay distribución, y sin distribución no hay personajes compadreando con lectores, y sin lectores no hay sensaciones. Cuando de un día para otro esas sensaciones desaparecen el autor siente la misma repentina tristeza que si sus personajes hubieran muerto como en un accidente. Solo le queda el consuelo de que, tras su paso por este valle de lágrimas (que con mis letras he intentado transformar fugazmente en prado más o menos risueño) hayan dejado buen recuerdo.

Gran recuerdo dejan en mí todos los que han trabajado en estas empresas. Desde Joaquín Casanova, editor y propietario, a su familia; a mi querida Berta, a quien tanto le deben mis novelas; a David y a muchos otros que no cito porque se acercan a la treintena y no conozco todos los nombres. Doy fe de la entrega constante de todos los que por fortuna para mí han llegado a cruzarse en mi camino. Por supuesto ellos pierden más que yo; y, por supuesto, lectores y autores debemos estarles agradecidos y reconocer su labor. Por eso escribo estas líneas. 

Por eso y porque siento una profunda tristeza.

Buena suerte a todos.

        Y a los liquidadores, prudencia y honestidad.


lunes, 17 de marzo de 2025

El primo Basilio - José María Eça de Queiroz

 



    «Integra, junto con Madame Bovary, Ana Karenina, La Regenta y Effi Briest, la brillante constelación de lo que podría llamarse “novelas de adulterio” del siglo XIX», dice la contraportada. Y tiene razón. Que no despiste que sea la única cuyo título no alude directamente a la protagonista.

Todas estas grandes novelas reflejan los cambios sociales de una misma época. Los personajes principales son mujeres que, de un modo u otro, quieren gobernar su vida al menos en lo emocional, concediéndose la libertad de amar y siendo capaces incluso de caer en la tentación. No son damas seducidas, reducidas a una condición doméstica y vencidas por los hombres, sino mujeres que se atreven a explorar el mundo y las emociones para dejarse caer vencidas por sí mismas, pues no hay otro modo de probar la libertad que experimentándola. Frente a ellas, claro, está una sociedad no preparada para tales desmanes y que a veces, cuando no hay razones para que la hipocresía haga su papel protector, hace pagar cara la osadía. Aparecen también, como reflejo de la época, personajes más o menos anticlericales que gozan de la protección del autor, lo que no es sino otra forma de expresar el anhelo de libertad del siglo.

Luisa está casada desde no hace mucho con Jorge, un ingeniero empleado en un ministerio. Forman un matrimonio enamorado, siempre mutuamente atentos y llevan una vida acomodada, pequeñoburguesa, envidiable para casi todos menos para los ricos, que los desprecian.

Luisa y Basilio, su primo, tuvieron sus escarceos en la adolescencia, pero luego él se largó a Brasil a hacer fortuna. Y la ha hecho. Y ha vuelto. Aunque se ha instalado en París, el colmo de lo chic, ha ido a pasar unos días a Lisboa llevado por los negocios. Cómo no, pasa a visitar a su prima. Allí transcurre la acción.

A partir de aquí Eça de Queiroz despliega una brillantísima exposición de la estrategia de seducción.  Durante un tiempo llega a caber la duda de la sinceridad de ambos, pero pronto queda disipada.

También es brillante la exposición de los motivos que puede alguien tener para caer en la tentación del adulterio.

En medio del berenjenal está Juliana, una criada amargada y resentida con la vida, una arpía de cuidado, pero a la vez peligrosamente sensata en lo que toca a la gestión de sus intereses.

La historia de El primo Basilio, como las que he citado al principio, es la de la seducción de la prima, que bien prima es, y la caída o no y renacimiento o no. Y es que una cosa es la caída en la tentación, que siempre es placentera, y otra la posterior caída personal y/o social, que no siempre se da pero que, de darse, más que una caída es un batacazo que no deja un hueso sano. En ese proceso de ver si llegan a existir caídas/porrazo tras la caída/placer aparecen personajes, buenos y malos, que ofrecen posibilidades de trompazo y de salvación, generando así una tensión que impulsa a leer. Así como Luisa, la protagonista, es dueña de su propia vida para decidir caer o no en la tentación, una vez lo decide deja de serlo para ir dando tumbos a merced de las circunstancias. Ya he mencionado a Juliana y sus trapacerías, pero puede unirse la cocinera y las amistades del matrimonio, en especial Sebastián. Si los finales son ejemplarizantes o no en las famosas novelas que he citado al principio depende de la interpretación. Hay quien los ve así, pero también quienes consideran que son una crítica a la brutalidad de la sociedad. El final de El primo Basilio puede interpretarse también de ambas formas. Habida cuenta del destino de Luisa, pero considerando también las palabras finales de Basilio, yo diría que el objetivo fundamental de su autor fue criticar unos valores podridos que tienen todo que ver con el machismo y, también, con la diferencia de clases sociales impuesta por el dinero.




lunes, 10 de marzo de 2025

Ropa de casa - Ignacio Martínez de Pisón

 



La ropa sucia se lava en casa, aconseja el dicho. Y como la casa de un escritor son sus lectores (y en el caso de Martínez de Pisón se trata de una familia muy numerosa), ha dedicado estas páginas a lavar una ropa que, la verdad, estaba bastante limpia.

Ropa de casa es una obra autobiográfica, un conjunto de recuerdos ordenados cronológicamente que se mezclan con los recuerdos del recuerdo. Desde la infancia a la vida adulta, Ignacio Martínez de Pisón nos cuenta su vida apoyándose en los recuerdos más intensos y vívidos y por ello más significativos. Como además lo cuenta maravillosamente, gustará a cualquier lector, y no digamos ya a quienes pueden reconocer lugares (Logroño, Zaragoza y Barcelona, principalmente) y épocas; y, también, a todos los aspirantes a ganarse la vida con la escritura que se pregunten cómo diablos lo han conseguido otros.

La vida que refleja es normal. No puede decir que le haya ocurrido nada extraordinario, salvo la prematura muerte de su padre. Ha sido un tipo con suerte. Y con talento, claro. Probablemente su gran mérito vital haya sido tener el punto de osadía necesario para elegir el camino apetecido en cada momento, lo cual tiene también mucho que ver con la inteligencia necesaria para evaluar con rigor la propia capacidad.

Nacido en 1960, su peripecia vital, por lo común y por su contexto histórico, será tan reconocible para tanta gente que serán muchos los que disfruten de esta lectura, lo cual también supone un riesgo para el autor: demasiada gente con demasiadas referencias para juzgar. Por fortuna para todos, sale más que airoso.

Si sus novelas son en gran medida novelas de familia, esta obra, que no es una novela, es la más familiar de todas las de no ficción, porque lo que ha marcado a Ignacio Martínez de Pisón ha sido su vida familiar, con las costumbres y sobresaltos que antes o después alcanzan a todo hijo de vecino y que tal y como está narrada explica razonablemente su personalidad. Hacia el final del texto hay, también, un importante hueco para la «familia literaria», fruto de ese misterioso impulso que lleva a encontrarse a quienes comparten inquietudes y que sin duda permite aprender en pescuezo ajeno y hacer utilísimos contactos. Algunas de las anécdotas sobre editores como Barral o Herralde o autores como Vila Matas, Muñoz Molina y otros son para recordar.

Una lectura buena, agradable y enriquecedora, que nos recuerda, en medio del maremágnum de conseguir, la importancia de ser. Quizá por eso, por la importancia de la identidad, Martínez de Pisón habla tanto sobre la familia.



lunes, 3 de marzo de 2025

Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra le realidad – Juan José Millás

 


En marzo de 2001, tras una baja por depresión, Nevenka Fernández, entonces de 26 años y concejal de Hacienda de Ponferrada, dimitió y denunció públicamente por acoso sexual y laboral a su jefe y compañero de partido, Ismael Álvarez, alcalde de Ponferrada y antes senador, con quien había mantenido una breve relación a la que más adelante me referiré. Álvarez fue condenado y dimitió. Sin embargo, pese a la sentencia Nevenka se tuvo que ir de España y el delincuente encontró amplio apoyo social, incluido el público apoyo de la esposa del entonces Presidente del Gobierno y también el del Presidente del Senado, todos de su partido, como había encontrado, durante el juicio, el apoyo del fiscal José Luis García Ancos, tristemente célebre por ser apartado del caso tras su brutal su interrogatorio a Nevenka. Otros personajes, como el cantautor local Amancio Prada, de edad similar a la del alcalde, y el influyente periodista Luis del Olmo, también de Ponferrada y entonces en el cénit de su carrera, también apoyaron al delincuente. A Luis del Olmo, poderoso e influyente cuando este libro se publicó, no lo cita Millás, que yo recuerde, pero esta información puede localizarse  en la red.

Que la víctima tuviera que irse a otro país para poder rehacer su vida y que el delincuente fuera considerado mártir y hasta ejemplo a seguir en política motivó que en 2004 Juan José Millás escribiera este libro que, creo yo, pasó tan desapercibido como la injusta suerte de la víctima. O será que yo, asiduo lector de Millás, no lo había conocido hasta que ha sido reeditado al calor de la reciente película inspirada en la historia de Nevenka. Este calendario concentrado en los tres o cuatro primeros años del siglo explica que el libro termine cuando termina, muy poco después del juicio, y que no pueda contar que mientras ella sigue hoy exiliada, su agresor se permitió el lujo de regresar a la política volviendo a ser elegido concejal. Eso sí, creó su propio partido. 

El subtítulo lo dice todo: «El caso de Nevenka Fernández contra la realidad» y es que hacer ver la realidad que sufrió la zambulló en una lucha desigual contra la «realidad oficial» formada a base de prejuicios, conformismo y preservación del status quo que tanta fuerza tiene en la sociedad, sobre todo en la parte de ella que más tiene que perder (dinero o posición) con la verdad, sin comillas. Sin duda muchos, incluyendo parte de la acomodada y empresarial familia de Nevenka, no querían «meterse en líos» ni ser pasto de habladurías. Otros, quién sabe si por intereses económicos limpios o turbios, políticos o de algún otro tipo, querían salvar al alcalde a toda costa. ¿El resultado? Se ningunea a las víctimas para que nada cambie en la confortable vida de todos hasta el punto de culpabilizarla para que ella misma se anule y deje en paz al mundo.

El libro explica con detalle el proceso de acoso y se aventura en por qué los hechos ocurrieron de esa forma y afectaron como afectaron a Nevenka, y es que cada ser humano es diferente y las circunstancias de cada cual son determinantes del resultado. Es decir, Millás se aventura con éxito y veracidad (y creo que con acierto) en el terreno del análisis psicológico a la búsqueda de la explicación de por qué las cosas sucedieron como sucedieron.

Es así como sabemos que Nevenka era, en aquella época, una mujer muy joven e inexperta en todo, especialmente en lo social y emocional. Apenas había salido del cascarón, como suele decirse. Era una hija modelo que nunca había roto un plato porque su personalidad la llevaba a sentirse responsable de todo e iba por la vida con la actitud de pedir perdón por existir.

Su agresor, en cambio, era un hombre que rondaba los cincuenta años, empresario de la noche, retratado como el típico alcalde caciquil que controla todo y a todos y manipula en su propio provecho; un tipo capaz de mosconear en torno a otra mujer cuando su esposa está en las últimas y con experiencia vital y habilidad suficientes para pastorear almas cándidas, y encima perfumado con el poder. Se advierte que la atracción que sintió por Nevenka es el único motivo entendible para que le ofreciera ir de número tres en las elecciones, cuando ella jamás había estado en política ni tenía experiencia profesional suficiente para gestionar la concejalía de hacienda de una ciudad más grande que varias capitales de provincia. Pero la convenció de que sería capaz y vemos también cómo la manipuló hasta lograr (¿o forzar?) una efímera relación y cómo, cuando Nevenka le dio calabazas, reaccionó de modo brutal con un hostigamiento que si hubiera sido horroroso para cualquier persona normal, tenía que ser devastador para alguien con la personalidad y la casi nula experiencia vital de Nevenka. Un hostigamiento que no solo consistía en amenazas y vacíos, sino también en el juego sucio de intentar hacerle ver que ella no estaba bien de la cabeza, de que el «listo y razonable» era él y ella era la pobrecita atontada que no se enteraba de nada.

        Una perla, el caballero. Un perfil típico: caciquil, pelagatos con dinero y poder que actúan con prepotencia, soberbia o paternalismo, según les convenga, para conseguir sus caprichos y preservar el yo. Así lo retrata Millás. Un tipo, lo sabemos ahora, capaz de publicar un autoelogio veinte años después, como si a alguien le importara algo, como si a esas alturas, cuando ya nadie se acordaba ni se acuerda de él, no sonara a excusatio non petita...

Vemos también, y esto es lo más importante del libro, la dificultad para trasladar todo esto a un juicio, porque, así como la agresión física, por ejemplo, ocurre en momentos concretos y suelen dejar evidencias constatables, la manipulación y la anulación de la personalidad es un goteo de palabras, frases, silencios, actitudes e interpretación de papeles cuya reconstrucción es muy costosa y cuya evaluación con efectos jurídicos es imposible sin la existencia de peritos médicos verdaderamente comprometidos y profesionales. Esto es importantísimo, porque en el mundo del peritaje los «profesionales» dispuestos a decir una cosa o la contraria según quien pague son legión.  

Pero sobre todo vemos nuestra sociedad de entonces, a nosotros, en un espejo. Y lo que vemos es lamentable. Por desgracia, no es que ahora estemos mucho más guapos: se ha avanzado, pero aún mantenemos un pie en aquel pasado, como lo demuestra que ahora, al hilo de la película y de la reedición de este libro y con ellos de la efímera vuelta de Nevenka a la actualidad, ninguno de quienes se posicionaron a favor del agresor haya salido a decir algo tan simple como «Lo siento. Me equivoqué». 

Las sociedades, como los individuos, se equivocan y eligen caminos incorrectos. Pero así como una persona puede rectificar con celeridad, las sociedades lo hacen muy despacio. Nevenka Fernández, aquella chica que cayó en la depresión y en la desesperación ante el acoso de Ismael Álvarez y la complacencia de la sociedad, tiene ya cincuenta años. Solo una parte de la sociedad ha sido capaz de reconocer que fue injusta con ella y, por tanto, también responsable de su dolor.

Un gran libro para la reflexión, escrito con claridad y maestría, y en el que quedan bien deslindados los hechos de las dudas y opiniones del autor, todas sensatas, razonables y siempre acompañadas de su fundamento.