En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 29 de abril de 2019

Noticias de Ajonio




Estos días varios antiguos lectores de mis novelas me han preguntado por Ajonio, pues, decían, deseaban tener nuevas noticias de él. Tan prolongado silencio, llegó a decirme uno, le hacía temer que el bueno de Ajonio hubiera sido almacenado en la trena por algún asesinatillo de nada o por cualquier otro contratiempo.

              Que yo sepa, no ha sido así. Antes al contrario, en la habitualmente asendereada vida de Ajonio se ha producido la coincidencia de tres felices acontecimientos.

              Primero, como consecuencia de una oferta de Doritos en un supermercado cercano al piso de Claudita, ha sido necesario reforzar la suspensión del camión con el que ésta se gana la vida, lo cual le ha proporcionado a Claudita varios días de asueto.

              Segundo, Ajonio, egregio miembro de la España vaciada pues suele tener vacío desde el estómago hasta el cerebro, ha descubierto Amazon. Ahora ya sabe que desde el pueblecito donde en mala hora instaló su sex shop puede caer en el vicio del consumo tan alegremente como desde el corazón de cualquier centro comercial clónico de los diseminados por todas las ciudades del orbe. Incluso aún puede consumir más que en ellos, pues a través del mondo señor Bezos también se venden todo tipo de extravagancias para minorías. Y para minoría, Ajonio, que de tan minoritario es único (afortunadamente). Aunque, como también es un tipo discreto y con gran sentido de la elegancia, solo adquiere lo que se ajusta simultáneamente a tan elevados valores y a su paupérrimo bolsillo. Para colmo de dicha, el señor Bezos es tan amable que todo se lo envía a casa. O, mejor dicho, al antro donde Ajonio guarece su osamenta.

              Tercero, es primavera, que la sangre altera.

              Dicho de otro modo, estos tres felices acontecimientos y haber birlado una opulenta cartera a un cliente han permitido a Ajonio, sin más que añadiendo los tres o cuatro euros que tenía ahorrados, organizar un romántico viaje con el que sorprender a Claudita y probablemente también, aunque por otros motivos, a vosotros, insignes lectores. A continuación detallo su plan.

              Para trasladarse, no estando disponible el camión ni, por las razones que ya saben los lectores de la segunda novela, su cuatro latas, Ajonio se ha hecho, a través de Amazon, con lo que él denomina un «moderno y ecológico medio de transporte» que, en realidad, no es más que el tándem que aquí veis. Todavía ignora, el desdichado, que si Claudita deposita su cuerpo serrano en el sillín trasero, la rueda delantera se elevará como las pezuñas del caballito rampante de Ferrari, con Ajonio aferrado al manillar y colgando de él mientras zapatea en el aire. Bueno, como el caballito rampante de Ferrari... Más bien como un pollino cojo y enloquecido. Ya lo averiguará. Tampoco sabe que, si Claudita se acomoda en el primer asiento y el tándem no se parte por la mitad, el volumen de las posaderas de Julieta dejará a Romeo solo en situación de pedalear desde el extremo del portapaquetes y, dada la longitud de sus brazos, probablemente más agarrado a las oceánicas bragas de su amada que al manillar.




              Huelga decir que, como la única ley que respeta Ajonio es la de la gravedad, hasta el más parsimonioso caracol adelantará a los ciclistas tan pronto como aparezca una mínima cuesta. En cambio, en cuanto alcancen cualquier leve descenso el tándem se transformará en una apisonadora en caída libre.

              Por no ser agorero, omitiré otros riesgos menos ciertos, como que el tándem se vea clavado en el suelo hasta el manillar si llegan a salir del asfalto y el camino está un poco húmedo.

              Una vez lleguen a algún sitio civilizado, Ajonio tiene previsto invitar a Claudita a un espléndido menú de hasta 5 euros por cabeza y, para no desentonar en restaurantes tan selectos, ha decidido cambiar su habitual cinturón (una cuerda tomatera) por otro más pimpante. Aunque como los que ha visto en Amazon le han parecido caros, al final ha comprado esta elástica serpientecilla que, por poco más de un euro y sin más que haciéndole un simpático nudo, se transformará en un cinturón tan original que ya quisiera lucirlo algún que otro cantante famoso, de esos que salen en la tele y en la prensa con una zapatilla de cada color.


              Además, para que el resto de su aspecto no haga desconfiar al personal y para que les hagan la pelota, en cuanto entren al restaurante y se acomoden en la barra a esperar piensa extraer del bolsillo, con graciosa naturalidad, un enorme fajo de billetes de doscientos euros atados con una gomita. Lo sacará, lo examinará, contará un montón de parné como quien recuenta ovejitas para dormir y, luego, lo guardará despreocupadamente. Aunque, como lo que birló no da para tanto, también se va a proveer de los susodichos billetes en Amazon, pues, sorprendentemente, los ha encontrado a un módico precio. Probablemente, piensa Ajonio fascinado por tamaño ofertón, porque la Fábrica Nacional de Moneda y Trimbre se ha olvidado de cortarlos, aunque para mí que no ha reparado en que el fabricante posiblemente sea Scottex.




              Tras el pedaleo vespertino cree Ajonio que alcanzarán algún hotelito coqueto y seductor o, en su defecto, una paridera abandonada donde pasar la noche. Allí, el muy pillín, tiene previsto dar otro par de sorpresas a Claudita.

              La primera, obsequiarla con un romántico regalo. En concreto, con un detector de metales para ver si, de una vez por todas, encuentran el anillo que Claudita perdió hace un par de meses entre las pelusas del sex shop.



              La segunda, vestirse de modo sexy para provocar en Claudita un contento que dé con ambos en el tálamo (o, si están en una paridera, sobre un confortable montón de hierbajos). Para lo cual Ajonio ha decidido jugar, en plan picante, a Caperucita Roja y al lobo feroz. Ya sabéis, ¡que te como, que te como! Claudita será Caperucita. O Caperuzonotota. O lo que sea, pero roja estará seguro: por el empapuzón de la comida, por el esfuerzo del pedaleo y por la excitación que le producirá ver a Ajonio sensualmente ataviado del lobito que pretende comérsela bien comida (si bien, en honor a la verdad, para zamparse a Claudita harían falta cien jaurías de lobos celebrando una boda). Para lo cual un sensual Ajonio lucirá, por toda vestimenta:

              Un distinguido gorro de lobito.


              Un no menos distinguido rabo.




              Unas zapatillas que evoquen al resto de lobos que completan la manada…




              …calzadas con unos distinguidísimos calcetines que disimulen lo enflaquecido de sus canillas al tiempo que den forma y vida al bosque donde viven los lobos.




              Todo lo cual será completado con un discreto chupete que ayudará a Ajonio a mejorar el aspecto de su sonrisa, pues su dentadura anda un tanto menguada desde los sucesos ocurridos al final de La sota de bastos jugando al béisbol.

              Hale, ya tenéis nuevas noticias de Ajonio. Las de siempre, siguen donde siempre: en todas las librerías, pues hasta en la última podéis pedir los libros publicados por Mira Editores; y en ebook, en Amazon, donde, además de mis novelas, ya veis qué cosas tan raras venden. Si queréis comprobar que no miento y/o, ejem, adquirir alguno de tan refinados adminículos, pulsad en los enlaces que he puesto en el texto para escarmiento de incrédulos.


2 comentarios:

  1. Terminado el libro. Lo primero agradecerte que lo dieras gratis a traves de Amazon. Ha sido divertido conocer las andanzas del pobre Ajonio, jajaj. Me he reído, pero la sopresa ha venido al final. Me ha sido muy grato ver el nombre de Marta en los agradecimientos. Una muy agradable sorpresa. Hace tiempo que sigo a Marta, he leído su magnifica trilogía y lo mejor, el año pasado tuve la oportunidad de quedar a tomar un café con ella a pesar de que nos separan unos cientos de kilométros. Vino a mi cuidad y para mi fue un placer y un orgullo que a pesar de venir en viaje privado, me llamara para poder cnocernos. Grande Marta!!! y me alegro saber que es tu amiga. Te deseo mucha suerte con tus libros

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    1. ¡Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado ;-)

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