En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

jueves, 2 de mayo de 2019

El encargo – Friedrich Dürrenmatt




              Novela breve, buena y con un modo de narrar un tanto onírico, emparentado con el realismo mágico. Pero que las situaciones sean aparentemente blancas o negras no quiere decir que todo discurra según una lógica distinta a la de los sueños, los miedos o las suposiciones; la lógica de los saltos del blanco al negro y viceversa no hay que buscarla en la vida, sino en las dudas e ignorancias que subyacen en el inconsciente.

              La esposa de un afamado psiquiatra se ha dado a la fuga y ha aparecido muerta en un país árabe. El caballero, tras un funeral simbólicamente extravagante, encarga a una periodista la aclaración del suceso. La periodista no tiene motivos para aceptar el encargo, pero lo hace, y allá va ella, al innominado país donde le suceden un montón de cosas inexplicables, todo bajo el gran hermano, o grandes hermanos, de servicios secretos y demás fauna enfrentada al mundo y entre ellos por el poder y la seguridad necesaria para protegerse de sus propios abusos. El resultado no es tanto lo que se descubre como el modo en que el destino de la periodista comienza a confundirse con las vivencias de la muerta, cómo las personalidades se mezclan y diluyen, y cómo, también, el destino de cada cual está condicionado por la organización política, aunque apenas nos demos cuenta. Las correrías de la protagonista parecen, además, guiadas en la distancia por los vaticinios de una suerte de filósofo al que consultó, y que extrae sus conclusiones no de la observación, sino de la observación de la observación. O, dicho de otro modo, se nos plantea la cuestión de cómo y por qué observamos y de qué vemos en función de lo que queremos observar. Las reflexiones sobre la observación son brillantes; resulta imposible leerlas sin reconocer la infinidad de veces que nos engañamos a nosotros mismos. De hecho, nadie es objetivo en la valoración de su vida, de sus actos o de sus circunstancias.

              El encargo es una obra lo bastante imprecisa para que estimular la imaginación del lector de un modo poderoso. Al principio desorienta un poco por cómo está escrita, pero, en cuanto el lector se hace al modo de narrar, la acaba devorando. Y, tras leerla, tiene la agradable y extraña impresión de haberla soñado.



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