En algún lugar leí que para apreciar el valor artístico de un cuadro no hace falta saber nada de técnica pictórica, ni de historia de la pintura, ni de nada. Basta con abandonarte a su contemplación con el único y sosegado ánimo de dejar fluir sentimientos y emociones. La intensidad del flujo te dirá si lo que tienes enfrente es arte o solo algo que, en el mejor de los casos, aspira a la perfección técnica.
Me pareció una idea cierta y maravillosa, y me lo siguió pareciendo tras preguntarme si mi entusiasmo no se debería a que me permitía sortear mi propia ignorancia. Pero lo cierto es que no: mi ignorancia sigue ahí, pero esa idea me permite disfrutar más y mejor de muchas cosas y minimizar el resquemor de pasar otras por alto.
Cuento esto porque lo fundamental de este Manifiesto por la lectura, redactado por Irene Vallejo a petición, en febrero de 2020, de la Federación de Gremios de Editores de España para pedir un «Pacto de Estado por la lectura y el libro», es lo que te hace sentir.
Las emociones que provoca este breve texto, que se lee en un ratito, son de enorme intensidad, al menos si quien lo lee es, como yo, un lector habitual. Las palabras de Irene Vallejo te hacen tomar conciencia de que llevas toda tu vida siendo una parte diminuta pero necesaria del todo ancestral del que forman parte los seres humanos de todos los tiempos y al que se incorporarán los futuros. Te hace sentir que tanto la escritura como la lectura, esas actividades que tantas veces asociamos a la soledad, porque se escribe y se lee en solitario, son en realidad el mayor nexo de unión entre personas, generaciones y épocas.
Somos, intelectualmente, resultado de todo lo que se ha hablado, escrito y leído. Todo texto es comunicación, lenguaje, y, por tanto, forma parte de lo que ha permitido al ser humano diferenciarse de otras especies, nos cuenta la autora. Habla de la capacidad para compartir ideas profundas a través del lenguaje. La lectura es el modo en que nos comunicamos con los seres humanos del presente y del pasado, como la escritura es la forma en que nos dirigimos a nuestros coetáneos y a quienes vivirán en el futuro fuera de nuestro alcance; la palabra escrita es, también, el modo de trasmitir las ideas más prolijas, de explicar y analizar con detalle nuestros miedos, ansias, aciertos, errores y esperanzas. Leer este manifiesto sirve para advertirlo y comprenderlo.
Vuelvo al principio: todo lo que Irene Vallejo cuenta a través de estas páginas lo transmite directamente al corazón del lector. Sus palabras, más que saberlas o recordarlas, las sientes. Por eso este pequeño librito es, también, una obra arte. Una obra pequeña en su dimensión, pero tan grande como la sienta el lector.
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