En una época sin concretar, alrededor del primer tercio
del siglo XX, en una ciudad sin identificar envuelta en una creciente
revolución proletaria, y en un país que solo por alguna referencia al idioma se
sabe que es España, se desarrolla una historia que es más que una novela negra,
porque abarca tantos géneros que no cabe calificarla en ninguno, por más que
haya sido reconocida con el Premio Ciudad de
Getafe de Novela Negra que apadrina Lorenzo
Silva.
Y no hace falta comenzar a leer para que algo llame la atención:
la doble paternidad de la novela. Óscar
Sipán y Mario de los Santos
firman Cuando estás en el baile, bailas
bajo el nombre compartido de Galgo
Cabanas. Tras leer, es inevitable reflexionar acerca de si esta forma de
trabajar se nota o no en el texto. Lo cierto que la novela es tan uniforme como
si la hubiera escrito un único autor, lo cual pone de manifiesto un trabajo y
una compenetración que solo podrá valorar con justicia quien se haya visto en
una tesitura similar.
Metiéndome ya en materia, a pesar de la violencia, física y espiritual, latente en
cada página, Cuando estás en el baile,
bailas se mueve en un tono entre lo irreal y fantástico. ¿Por qué? Por dos
motivos.
-Porque la indefinición tiempo-lugar obliga al lector a
completar el decorado, y muy tonto ha de ser quien no lo haga con lo mejor, con
lo más romántico y lo más evocador que encuentre en su memoria. Y para que cada
cual pinte el cuadro a su gusto, la novela ofrece una amplia paleta de colores
donde cada lector puede elegir el predominante: la lucha de los trabajadores
reclamando su dignidad, las atrocidades de la violencia generalizada, los vicios
y virtudes acentuados por esa misma violencia, el entorno burgués en el que se
mueve el protagonista (la feliz segunda o tercera generación de recién llegados
a la prosperidad económica, todavía todos muy satisfechos de sí mismos), el
gran río que discurre pausado trayendo consigo la necesaria dosis de calma e
intemporalidad, un “espejo” acuático presentado con tintes mágicos, o esas ciudades
con doble alma: la oficial, la que se ve, y el submundo paralelo movido por las
mafias.
-Por la alta expresividad del lenguaje. “Imágenes
potentes”, pone la contraportada en boca de Lorenzo Silva. Son innumerables las
descripciones y explicaciones en las que ideas y sensaciones complejas se
resumen en una sola expresión, dando a la novela contundencia y cierto halo
poético. Esta expresividad, además, da el tono de la narración y la
singulariza, aunque a veces pueda ocurrir que el lector, pensando en tal o cual
imagen, acabe sobrevolando las líneas
siguientes, por lo que es aconsejable leer despacio y sin prisa.
Pero solo el tono no basta para dar fuerza a una
historia, y en Cuando estás en el baile,
bailas encontramos personajes capaces de compatibilizar individualidad y “clasicismo”:
la mujer fatal es una verdadera y creíble mujer fatal; los burgueses felizmente
insensibles a todo lo que no sea el ande yo caliente podrían haber escapado de
cualquier buena novela sobre esa época, de la misma forma que los mafiosos,
como buenos mafiosos, se desenvuelven en la trastienda, haciendo que su
presencia se sienta sin verse. Incluso el protagonista, más que un detective
forzoso, es un enamorado tan ciego e irreflexivo como solo puede serlo quien está
completamente colado. Es más: es un sastre tan verdadero que traslada al lector
un conjunto de reflexiones, al hilo de la vestimenta de cada persona, que merece destacarse.
¿Y qué sería de los personajes sin una motivación? No hay
en esta historia quien no ande zarandeado por una pasión, y las pasiones conviven
adaptándose y luchando entre ellas para salir a flote: la violencia, la
sensualidad, la avaricia, el amor, el fanatismo... Todas dan fuerza a los
personajes y a la acción.
Dicho lo cual, ¿qué cuenta Cuando estás en el baile, bailas? La historia de Carlo, un sastre
que, para evitar problemas, cierra los ojos a lo que quiera que haga el mafioso
local a su alrededor, y los abre a su profesión y, sobre todo, a una de sus
clientas: la joven hija de un empresario local con la que comienza a tener una
relación clandestina mientras la ciudad entera se derrumba presa de los
enfrentamientos revolucionarios. Mientras tanto, una secuencia de muertes se
produce a su alrededor, sin que sea posible relacionarlas, e incluso pareciendo
accidentales algunas de ellas.
Una muy buena novela, que se
lee rápido y bien, aunque con un peligro: pese al Premio Ciudad de Getafe de
Novela Negra no es una novela negra al uso, por lo que los forofos del género
quizá esperen algo diferente. Aunque lo que es peligro para ellos, es una oportunidad para el resto.
No estoy segura que este libro sea el tipo de literatura que estoy buscando ahora mismo. Pero lo tendre en cuenta para mas adelante.
ResponderEliminarEs que tú lees cosas muy raras :-P, pero cuando leas este, te gustará. ;)
ResponderEliminarLo tendre en cuenta, pero no leo cosas tan raras :-P
ResponderEliminar"La terrible historia de los vibradores asesinos", sin ir más lejos :-P
ResponderEliminar¿Quien me la recomendaria? Ejem xD
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