En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

jueves, 28 de noviembre de 2024

Veneno mortal – Dorothy L. Sayers

 


El veneno, o es mortal o es un venenejo. El de esta novela es de los primeros. Cierto joven caballero, escritor y de vida y carácter un tanto cuestionables, ha sido envenenado, nos cuenta la autora desde el comienzo. Y aún nos dice más por boca del juez que acaba de presidir el juicio contra la acusada. A través del su señoría el lector comienza la novela conociendo todo el caso: lo que ocurrió, cómo ocurrió, las pruebas de cargo y las de descargo. Para la acusada todo pinta un tanto horroroso.

Pero hete aquí que el jurado… Bueno, ya lo verá quien lo lea. El caso es que Lord Peter Wimsey, joven y animoso ricachón muy dado a usar su cartera y su perspicacia en pro de la justicia y los menesterosos, decide que la acusada (que muy buena fama no llevaba por haber vivido «en pecado» con el apiolado, por ser escritora de novela negra y haberse documentado sobre el asunto de los venenos) es inocente cual palomita blanca. Y sin más argumento que su convencimiento moviliza su ingenio y sus recursos para intentar encontrar al verdadero culpable.

Su fe en sí mismo es tan irracional como su repentino enamoramiento, pero el desarrollo de los trabajados acontecimientos pende más de que la diosa chiripa se epifanice en el momento adecuado que de cualquier planificación.

Con cierta confusión de personajes al principio, ya que en el juicio cuesta saber quién es quién, la novela transcurre, una vez hecho este planteamiento inicial , contando el desarrollo de las argucias de Lord Peter, personaje recurrente en la autora, las cuales, además de con la chamba, tienen mucho que ver con su capacidad para infiltrar gente en los sitios precisos. 

Una novela negra de salón en la que la gracia del asunto radica en los peligros que asumen los infiltrados y, sobre todo, en el ingenio para explicar cómo se produjo el asesinato, el cual depende de un dato no sé si cierto o no, pero tan original como para justificar que el suspense se mantenga hasta el final. Que conste, sin embargo, que en un momento dado el quién queda claro, y  hasta el cómo parece estarlo; esto último ya no sé si por metedura de pata de la autora, por temas de traducción en un párrafo concreto o porque no me quedé erróneamente con un plural. Esa ¿metedura de pata? anticipa al lector atento cómo ocurrieron las cosas, aunque al final queda claro que no fueron exactamente así, aunque tampoco se diferenciaron tanto (¡la diferencia entre un plural y un singular!); y, para colmo, cuando se sabe exactamente qué ocurrió ya no da tiempo a maravillarse. 

En cualquier caso, una trama brillante para quien guste de la novela negra de salón.


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