Comencé
este libro pensando que «buenos días, tristeza», bien pudiera ser la expresión
con que alguien despierta el día siguiente de haber enterrado, con serenidad, a
un ser amado e irreemplazable. Bueno, pues quien llegue al final de esta conocida
obra comprobará si me equivoqué o no.
Cécile,
diecisiete años, está pasando el verano en un casoplón en la playa, junto a su
padre, un cuarentón viudo, alegre y seductor que va de amorío en amorío sin que
a su hija le importe, precisamente porque la brevedad de esas relaciones no
enturbian la camaradería y compenetración existentes entre ambos. Pero he aquí
que, estando el caballero en medio de una de esas relacioncillas, aparece Anne,
una vieja amiga tan elegante, inteligente, culta y distinguida que su sola
presencia, por contraste, resalta la frivolidad y banalidad en la que viven
Cécile y su padre. Pero hay más, claro. Anne no es como las demás. Ha venido a
quedarse.
Y a
partir de aquí, la protagonista, que es también la narradora, nos cuenta –sin
miedo a reconocer su egoísmo y en ocasiones su racional irracionalidad- cómo
consigue manipular a todo el mundo con la finalidad de que nada
cambie entre ella y su padre. De alguna manera aplica al ámbito doméstico el
gatopardesco cambiar todo para que nada cambie.
En eso
consiste este breve y brillante libro: en señalar los puntos flacos de cada
cual y la estrategia seguida por Cécile para golpear en ellos una y otra vez
hasta abrirse paso según sus deseos, lo cual no le impide tener dudas y, a
veces, hasta remordimientos.
La
exposición es tan clara, sencilla y directa que la apabullante sinceridad puede
llegar a enmascarar la crueldad y el cinismo. Anne usa su posición de
superioridad para hacer valer sus deseos y tratar de ganarse a Cécile. Esta, a
su vez, se adapta más o menos a esa situación, pero solo formalmente, porque en
realidad la boicotea.
El
duelo de argucias sicológicas es espectacular, muy bien organizado y explicado.
Y el final… Un final también espectacular, por lo contundente e inesperado, que
sitúa a cada cual en su lugar y acaba de abrir los ojos del lector no solo por
lo que sucede sino por la actitud posterior que la protagonista confiesa.
Una breve y magnífica obra.
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