Edimburgo, Glasgow, Aberdeen, incluso una parte de la más
recóndita Escocia y hasta una plataforma petrolífera en el Mar del Norte son
los escenarios de esta magnífica novela negra protagonizada por el inspector
John Rebus.
La novela contiene toda una serie de historias que se
entrecruzan. La primera, un antiguo caso en el que el mentor de Rebus en la
policía consiguió enchironar, por asesinato, a un caballero que luego se hizo
famoso escribiendo y que siempre defendió su inocencia. Ahora ambos han
muerto, pero los periódicos ponen en cuestión el procedimiento que llevó al
detenido a la cárcel, por lo que hacen de Rebus su objetivo, lo cual lleva
también a que se realice una investigación interna.
Al frente de la investigación está un inspector jefe con el
que Rebus ha tenido un encontronazo, acusándolo de corrupción, lo cual no es lo
mejor que le puede pasar.
Entre medio se rememora el caso de John Biblia (inspirado en
un caso real), quien a comienzos de los 70 mató a tres mujeres. Nunca fue
detenido. La razón de pensar en él es que ha aparecido, muchos años después, un
sucesor, al que llaman Johnny Biblia. Una de sus víctimas había sido conocida
por Rebus, y eso hace que el caso le interese.
Y, para colmo, el libro comienza con un crimen espeluznante
a manos de una pareja de hombres.
La solución de todos estos embrollos evoluciona de forma que
ninguno se queda descolgado, y a la vez ninguno adquiere un protagonismo
desmedido. Rivalidades, lealtades, delincuentes comunes, mafias, violencia,
investigación, intuición, casi todo tiene cabida en Black & blue.
Pero aparte de lo atrayente de la historia y de la realista
forma de llevar a un personaje con varios frentes abiertos a la vez (aunque con
cierto perfil de “duro” para evitar que caiga demasiado hondo) tres cosas me
han llamado la atención:
La primera, el detallismo con que está contada la historia,
hasta el punto de no saltarse ni una comida, ni una copa, ni una cerveza.
Al hilo de esto, un protagonista con problemas de alcoholismo
que le cuesta reconocer, lo cual lo hace más humano, aunque no necesariamente
más agradable, y que traslada la sensación de que sea cual sea el desenlace,
Rebus está ya derrotado de antemano, porque son los problemas los que lo han
sumergido en ese problema
El humor que, pese a todo, hay en la historia, derivado de
una filosofía de vida muy peculiar: no es que Rebus, como otros personajes de
otras novelas, no piense en sí mismo, o le dé igual lo que le pueda pasar. Es
como si tuviera miedo a pensarlo y por eso lo relegara hasta que todo lo demás
estuviera terminado. De ahí nace una inconsciencia y un desenfadado desdén ante
la adversidad que impiden que esta novela sea más drama que novela negra.
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