Estando
tan de moda las novelas de mujeres fuertes y admirables, en febrero de este
año se ha publicado en España La revolución de la luna, del hiperprolífico
Andrea Camilleri. Una novela que responde al estilo que más gloria le ha dado:
cruda en muchos puntos, pero divertida por el modo en que cada personaje
persigue su particular obsesión, y para crear el mundo de Camilleri bastan
cuatro obsesiones: el dinero para unos, el sexo para otros y algunos de los
primeros, el amor romántico para unos pocos -bastante vinculado a la belleza- y, para alguno de los
protagonistas, el sentido de la justicia.
El
resultado es, como digo, una novela que si bien narra hechos a veces duros, lo
hace con tal tono que se diría que está contando una especie de desenfadado cuento o fábula
para adultos. De ahí que la lectura sea tan agradable y sencilla. Esto, sin
embargo, no es obstáculo para afirmar que La revolución de la luna, siendo una
novela digna de su autor, está lejos de contarse entre las mejores que ha firmado.
¿Motivos? No se detiene tanto en los detalles que otras veces enriquecen
a los personajes y enojan o enternecen al lector, con lo que quedan simplificados,
demasiado emparentados con estereotipos. Muestra de esta falta de detalles es que
al final creo que hay un fallo, un lapsus del autor, que seguramente quería
incluir, a modo de colofón, un hecho que se le ha olvidado. Si, tras leer la
novela alguien quiere saber cuál, que me lo pregunte a ver si coincidimos.
Como
tantas otras veces ha hecho, Camilleri utiliza una técnica de inspiración por
la que siento debilidad, y que por una parte lo enlaza remotamente y por otra
lo aleja por completo del concepto al uso de «novela histórica» (por el que
siento cierta aversión): parte de cinco o seis datos ciertos, y a partir de
ellos inventa el resto.
La
novela comienza con el fallecimiento del Virrey de Sicilia en 1667. Un hombre,
designado para el puesto por el rey de España, que está rodeado de un «consejo
de poder» formado por media docena de notables de Palermo, incluido el obispo.
Los seis corruptos a tiempo completo. El Virrey muere de improviso, pero deja testado que le
suceda su esposa, a la que nadie conoce porque desde su llegada ha vivido
recluida en palacio. La designación de una mujer para ese puesto es vivido por muchos como un ataque demoledor al más elemental sentido común; no
hay mente en Palermo en la que la designación no levante temor, incredulidad o,
cuando menos, suspicacia. Estos sentimientos son los primeros enemigos a batir
por la protagonista.
Doña
Eleonora de Mora, que en la realidad histórica no llegó a estar un mes en el
cargo pero realizó numerosas reformas de contenido social, inspira el personaje
que protagoniza la novela: una mujer joven y hermosísima –Camilleri nunca
renuncia a la belleza femenina capaz de pasmar al más pintado- que, además de ejecutar
todas esas reformas, tiene otra cosa en la cabeza: vengar el modo en que esos tipejos
corruptos, pero tan poderosos, se han aprovechado de su marido fallecido.
La
novela se transforma así, desde el inicio, en un correcalles donde los malos -todos
movidos de tan modo por sus pasiones e intereses que verlos provoca más
sonrisas que asco- se muestran como tales y tratan de engañar a los buenos.
Mientras, los buenos persiguen hacer justicia con notable habilidad y un punto
de buena suerte. El modo en que las cosas discurren recuerda un poco a esas
películas inocentonas hechas para que el público jalee al héroe a cada
obstáculo que supera al tiempo que la justicia triunfa sobre el mal y a ella
queda asociado ser espabilado; el malo, en cambio, siempre es un poco tonto, salvo alguno especialmente pérfido.
Una novela marca de la casa que satisfará a todos los lectores de Camilleri, aunque tiene otras mucho mejores.
Una novela marca de la casa que satisfará a todos los lectores de Camilleri, aunque tiene otras mucho mejores.
No he pillado el lapsus del final. Por lo demás el libro se deja leer
ResponderEliminarAunque yo prefiero los libros de Montalbano.
Simple, pobre en vocabulario, desconocedor de la época...Personajes insulsos, incluida la "protagonista", que pasa de manera casual por la novela. Me esperaba mucho más ante las críticas, y ha sido bastante decepcionante.
ResponderEliminarYa he puesto que no es de las mejores que ha escrito, pero tampoco es una mala lectura ;-)
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