En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

martes, 17 de abril de 2018

El peor de los enemigos – Veit Heinichen




     Tenía un poco olvidado a Proteo Laurenti, el comisario de Trieste, porque las sagas de éxito acaban replicándose a sí mismas y oscilando entre el empobrecimiento y el más de lo mismo, aunque esto último no es malo si la literatura es buena. Algo parecido debe de pensar Veit Heinichen, porque no ha querido abusar del personaje, no vaya a resultar que El peor de los enemigos de Laurenti acabe siendo su autor, y por eso el peor de los enemigos de esta novela no lo es del comisario y por eso, también, Laurenti cede el protagonismo a «los malos» e incluso lo tiene muy limitado en la investigación.

     La novela parte de dos hechos aparentemente independientes que implican líneas de investigación distintas encomendadas a órganos diferentes, pero que enseguida se ve que guardan algún tipo de relación, pese a cierto intento de despiste por parte del autor: la explosión de un avión privado en la que muere un potentado beodo y el robo de una enorme cantidad de oro en un espectacular atraco.

      Heinichen se centra en el relato de los hechos y en la huída de los implicados. Como siempre, la abundancia de fronteras es relevante en la trama, como también son abundantes las explicaciones acerca de hechos históricos del siglo XX que explican fronteras y situaciones; en este caso, adquiere cierta relevancia el nacionalismo en el Tirol del sur. Hay otros aspectos también recurrentes: la presencia de gente con mucho dinero y un elevadísimo nivel de vida –por supuesto sobrados de influencia, tejemanejes y pasado no muy limpio- y algún que otro personaje que ronda a su alrededor a la espera de pescar en un río que, si no baja revuelto, siempre puede revolverse.

     Del lado de «los buenos», Laurenti cede una parte considerable del protagonismo a la despampanante y más que temperamental comisaria de una población cercana, ampliando así el universo de personajes que deben dar juego a la saga, pero sin descuidar el toque doméstico y los pequeños papeles de Pina y la fiscal croata, como para que el lector no se olvide de ellas. 

     En resumen: otra buena novela de Heinichen que no sorprenderá a quienes han leído las anteriores, y en la que se agradece el leve cambio de perspectiva necesario para no aborrecer a un personaje por saturación.


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