Balkan Blues
es un conjunto de relatos cuyo reclamo fundamental es el comisario Kostas
Jaritos, que protagoniza el primero. Aunque, en honor a la verdad, la
“estrategia de investigación” en ese relato es tan obvia que la tardanza de los
personajes en pensar en ella produce la impresión de estar ante un relato
fallido. Llegados a ese punto puede el lector olvidarse de Jaritos, que solo
vuelve a aparecer, al final, haciendo un ínfimo “cameo”
Pero aunque el
gancho sea el primer relato, lo mejor de este volumen son los siguientes.
También son los más duros. Todos reflejan, y de ahí el título, la crueldad, la
violencia y las vejaciones a que se enfrentan los emigrantes, los que llegan a
un país, en este caso Grecia, porque nada tienen, y donde son tratados como
parias, especialmente los albaneses. A pesar de la situación actual, Grecia
vivió cierto periodo de prosperidad en los años de la “burbuja”, animada allí
la construcción por la celebración de los Juegos Olímpicos; a eso cabe unir la
situación fronteriza con los Balcanes, una zona asolada por la guerra y la
miseria. Desde las violentas disputas por un trozo de pan hasta la prostitución
forzosa, todo tiene cabida en Balkan Blues. Un recuerdo más de lo que provoca
el egoísmo de todos y cada uno de los miembros de una sociedad, y de la forma
en que las sociedades ricas miran hacia otro lado para seguir manteniendo la
conciencia tranquila.
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