(Serie Montalbano, 28)
A fecha
de hoy, ya están comentados en este blog todos los libros protagonizados por el comisario de Vigàta, Salvo Montalbano, publicados en España. En su lectura he seguido siempre
el orden cronológico de publicación, excepto en este libro con ocho relatos,
uno de los cuales –una investigación exitosa por la sagacidad de Montalbano
para hacer preguntas- da título al volumen. La razón para saltarme el orden en esta ocasión es
que en las novelas conviene mantenerlo debido a que las relaciones de
Montalbano con Livia y el resto de personajes evolucionan; en cambio, estos
relatos resulta complicado situarlos en el tiempo de Montalbano, porque aunque
la contraportada advierte de que tratan del «joven Montalbano» en realidad solo
una alusión al atentado de Juan Pablo II permite situarlos en el tiempo, amén
de que el protagonista está algo menos gruñón con la edad, que no se mencionan los móviles y
que todavía no ha cerrado la trattoria donde iba en las primeras novelas.
Los
relatos, puro Camilleri: rápidos, agilísimos, completísimos dentro de su
brevedad, siempre con algo que contar y, en este caso, con especial dedicación
a la mafia (en ocasiones porque actúa y en otras porque parece haber actuado).
Todo coloreado con el costumbrismo siciliano y el tono siempre levemente
humorístico de Camilleri, tan bien trabajado que se funde y confunde
con el espíritu del comisario hasta dotarlo de esta manera de su personalidad.
Siempre
me llama la atención con qué pocos trazos consigue Camilleri contar, de forma
sencilla, tramas complejas. Este libro es una buena muestra: cada uno de los
ocho relatos es una pequeña novela donde no falta nada.
Una
estupenda lectura para desengrasar la mente.
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