Esta obra está compuesta por tres relatos. En el primero
(Salud y libertad), un indigente está aposentado en un banco frente a la
comisaría, y poco después comienzan a llegar anónimos al comisario Adamsberg
tildándolo de “gilipollas” por no haberse enterado de un crimen. En el segundo
(La noche de los brutos), una mujer muere ahogada en el Sena el día de
Nochebuena, y el caso se resuelve muy originalmente merced al elegante borracho
que, un día sí y otro también, se niega a dormir la mona en el calabozo si no
se le suministra una percha para que no se deforme su chaqueta. En el tercero
(Cinco francos unidad), un vagabundo que vende esponjas podridas es el único
testigo de un crimen, y hay que conseguir que cante.
Podría pensarse, a juzgar por el título, que el Sena juega
un papel fundamental. Y en cierta medida es el marco común, pero para
mí hay dos hilos conductores más importantes:
-El primero, el papel de los indigentes, presentes y
relevantes en las tres historias. Con la necesidad común (y esta es la clave)
de que el protagonista, el comisario Adamsberg, se adapte a las rarezas de cada
uno, sepa cómo penetrar por la muralla por la que cada uno de los indigentes se
protege, sabiendo, a la vez, que se trata del eslabón más débil, de personas
que se protegen porque se saben vulnerables, de personas que si por una parte
pueden ser fácilmente manipulables, por otra puede costarles entrar en razón
porque la lógica de los demás los ha conducido a un sitio donde cualquier
minucia es cuestión de dignidad.
-El segundo, el protagonista, el comisario Adamsberg: un
“antihéroe” convencido de las virtudes de la paciencia y de que basta sentarse
a esperar para que casi todo lo que a uno le interesa en la vida pase delante
de sus narices. Solo hace falta (y no es poco) tener paciencia y talento para
identificarlo.
Frente a esa actitud “pasota” y a veces hasta estrafalaria,
sus ayudantes son tipos mucho más normales y cuadriculados (aunque bastante grises), lo que ofrece un
contraste que da al ambiente una pátina de buen humor.
No había leído nada de esta autora. Y estos tres cuentos -especialmente los dos primeros- me han gustado mucho.
ResponderEliminarEl personaje de Adamsberg es un hallazgo. Esa actitud profesional, que hace que los casos se resuelvan casi a su pesar, como bien destacas, lo hace muy querible.
Me ha gustado. Y también tu reseña.
Un saludo.
Gracias. Espero seguir con la serie ;-)
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